Los delitos menores son delitos menos graves, que a menudo resultan en penas de cárcel más cortas. Los ejemplos incluyen los cargos por conducir borracho por primera vez, que, si bien son graves, no conllevan las mismas consecuencias a largo plazo que los delitos graves.
Los delitos graves, por otro lado, son delitos graves que pueden tener repercusiones legales sustanciales y penas de prisión más largas. Es necesaria una defensa inmediata y sólida para mitigar estas consecuencias.